viernes, 10 de septiembre de 2010

¡¿VA A QUERER AGUA MARCHANTE?!!...

CUENTOS CORTOS                                                  22/marzo /2010


Ma. Eugenia Matú


Hay ocasiones en las que Maruchita debería desconectar su cerebro de las acciones, para no cometer la barbarie de tener “grandiosisimas” ideas. Si ya de por si, atreverse a vender colchas y zapatos de Ticul en abonos fueron -en su momento- un atropello a las “3 pestañas” que todavía le quedan, subirse a una carreta a vender agua de lluvia para hacer un reportaje, fue por demás: un exceso.
Debió adivinar que este pasaje de su azarosa vida resultaría “horrendorosisismo” desde el momento mismo que la ex-quince, por ahora todavía reina, miró a mamita con cara de “¿ósea? Que vas a queee doñita?”. Orgullosa se enfundó en sus “yins” y justo al alba (para Maruchita las 8 de la mañana de cualquier sábado es el alba) se lanzó a la aventura. Nunca imaginó que por principio de cuentas el señor sol iba a estar a raja tabla.

¿Qué tan difícil puede ser vender agua de lluvia? Si vas plácidamente sentada (como reina de Carnaval) en la carretita. El principal reto de este día fue, primero, intentar hacer migas con el “Palomo” que “aynas” nos deja sin mano. Maruchita sólo quería hacerle un cariñito para entrar en confianza y poder tomarse la foto que regalaría al Apéndice Menor bajo el titulo de: “mamita valientemente acaricia caballo”. No contaba Maruchita con la mentecatez del caballo y si no fuera por su sagacidad mental (sagacidad mental de Maruchita, no del caballo) y la agilidad que la distingue, estaría lista para acompañar a la ex – quince en el próximo viernes de corso caracterizada del Capitán Garfio.

El segundo reto consistió en subir su grácil figura (já) a la carreta. Maruchita se dijo a si misma “mi misma: si el Don que vende agua puede subirse, tu que tienes como 450 años menos ¿cómo ca…rámbas no vas a poder?”. Maruchita sufre, tras 5 intentos fallidos y luego de haber estado a punto de romperse “media mm…Carmelita” logramos ubicarnos atrasito de las ancas del “Palomo”.

La sonrisa se cortó de tajo (redactaría mi compadre Ynurreta en su revista “Tragedia”). ¡La carreta esa no tiene amortiguadores! Y cada que pasábamos un bache, un tope, o el señor caballo tenia la graciosa “puntada” de alebrestarse, Maruchita se sentía himno nacional “y retumbe en su centro la tieeeera al sonoro rugir del tambooooor” (ayyy mandre! No me vaya a leer algún “persignado” y me demande como le pasó al Poeta Maldito).

Cada que llegábamos a una esquina, la de las grandiosisimas ideas pedía “tay” para acomodarse el estomago, y regresar los pensamientos a su lugar de origen. Todavía el Don orondamente urge a Maruchita que lo apoye con el pregón, la voz se niega a salir, ¡¡¡ya me quiero ir a mi casita!!!... ¿y ora? …¿Como diantres me bajo? Pues así no más –dice el don- aviéntese.

Por suerte, la grandiosa idea de mi recién adquirida comadre de ir el domingo en pos de la buena vibra de Chichén no tuvo quórum en mi cerebro porque sino, no llego a San Lunes.
P.D. maruchita21@live.com.mx cree haber resucitado (con eso de que se acerca la semana santa) para regocijo de sus seguidores.

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