martes, 5 de octubre de 2010

LA PUERTA

NO ES UN CUENTO CHINO                                        29 de julio de 2007
LA PUERTA
MARIA EUGENIA MATÚ
La puerta se abrió por enésima vez y de nuevo salió la misma gordita con el mismo legajo de papeles. Por la expresión de su rostro, lo que llevaba en las manos era algo asi como la firma del tratado de libre comercio entre la tierra y el planeta XMtron. Imposible detenerla para cuestionarla por nimiedades como ¿en que fila debería formarme para continuar mi trámite? La puerta, que estaba en un constante abrir y cerrar, atraía poderosamente las miradas de todos los que -por obra de algún extraño conjuro- habíamos caído esa mañana en la triste y oscura dependencia.
Por la puerta entraron trabajadores elegantemente ataviados, el cabello regiamente “engelado”, con los zapatos recién boleados y el celular incrustado entre el yunque y el martillo realizando secretísimas conversaciones  “no guey… está de poca… si guey…”. Guey debe ser muy importante (y Jefe) porque todos pasaban lista con él antes de entrar por la puerta “si guey…. Ya llegué a la oficina…. Asi quedamos guey”.
Por la puerta entró –también- (con celular en mano –también-) alguno que otro Juan Querendón (el Camaney   hace un buen que caducó)… avanza dos paso y se reacomoda su blonda cabellera, mientras admira por el vidrio de la ventana su nueva pose “castigadora” y le dice a su “hija” por el celular que acaba de instalarle luces de neón al carro  “hija… tienes que ver como quedaron ‘ija…  si’ija…”
El guardián del orden, que es además el custodio de la puerta, apenas y atina a abrir un ojo cuando alguien entra por la puerta,  inmediatamente continua su disertación con Morfeo.
De pronto, el abrir y cerrar de esa puerta se hace incesante, intenso. El acompasado ajetreo de la bendita puerta se vuelve un flujo constante de empleados que salen y entran. Es la hora del desayuno y hasta la gordita del legajo de papeles sale con la misma cara de “llevo a cuestas el destino del planeta”, en una mano continúan los papeles y en la otra trae un “topergüer” con su “sangüich”,  de pan de linaza, porque está a dieta.
Los que permanecemos afuera, porque no tenemos acceso a traspasar la puerta, continuamos en esa desesperante espera.  Somos fieles espectadores del desfile de personajes que sí pueden acceder  y entrar a esa dimensión desconocida que aguarda ser descubierta y que para nosotros está negada.
Y ahí regresa la gordita con su “topergüer” y el legajo de papeles que aprisiona contra su pecho, talla 44 “D”. Decidida entra por esa puerta que se ha convertido en la chistera del mago de la que lo mismo salen “chorrocientos” trabajadores, que entran: un vendedor de te, una rubia platinada con una inmensa bolsa llena de “Todo- lo- nuevo- que- acabo- de- traer- de-Santa- Elena”, y hasta una mamita de reluciente huipil que viene a cobrar la pepita y cacahuate que no le pagaron ayer.
Todo gira entorno a la puerta, ahí parece iniciar y terminar la existencia de esta gris dependencia, lo único que tiene vida propia en el lugar parece ser la puerta. Por momentos esta se abre lentamente y los que afuera esperamos quedamos suspendidos  con la incógnita reflejada en el rostro, en suspenso nos tronamos los dedos buscando averiguar quien saldrá ahora… ¡la gordita y su legajo de papeles!.
Ni el requerimiento que me hace la del mostrador distrae momentáneamente mi atención de la puerta, entrego los documentos sin dejar de mirar fijamente ese acompasado movimiento de abrir y cerrar, algo me pregunta la joven secretaria, algo le debo haber respondido pero no dejo de mirar hacia la puerta. A mi mente acude la imagen del Apéndice Menor cuando se encuentra absorta entre los capítulos televisivos de “Los padrinos mágicos” y  “Sandy y el señor bigotes”.  Y ahí viene la gordita y su legajo de papeles, con voz apenas audible entabla un dialogo con la del mostrador. Su rostro refleja claramente la importancia que tienen esos documentos que celosamente ha cuidado toda la mañana. ¿Serán datos estadísticos mega-super-ultra secretos del 4º informe de gobierno de Jorge Carlos Hurtado?, ¿Alguna lista de sospechosos relacionados con los zetas en Campeche?, ¿la lista de las pulperitas que  ya van a empezar a pelearse con Profepa por los espacios federales?
El dialogo mantiene a todos los presentes con la vista fija en la gordita que al darse cuenta que es el centro de atención  adopta pose de heroína de telenovela, su larga melena rojo-Layda es agitada por el ventilador  mientras fija la mirada en los papeles  “Ay amiga, toda la mañana me la pase dándole solución al problema, vieras que difícil es conseguir un  acuerdo que dejé a todos satisfechos?, lo bueno es que tengo poder de persuasión”
La señora de la fila de junto hasta la boca abre y afirma con la cabeza en señal de aprobación. “Si te digo amiga… hice algunos cálculos, tuve que subir dos veces con el licenciado Perenganito y hacer dos que tres llamadas pero lo logré” los presentes sonreímos, agradecidos del buen juicio del jefe de personal que en su momento  tuvo la grandiosisima idea de contratar a tan excelente  elemento. Segurito que el país jalará p’alante con el perfil de esta nueva burocracia.
“amiga… ya está, tenemos listas todas las fechas y todos estuvieron de acuerdo, hoy puedo irme tranquila a mi casa porque he cumplido… la tanda de los 10 mil pesos que organizaste quedó lista… ahhh, por cierto,  me toca la siguiente quincena”

Que lindos por dios!!... me encantan!!!. 

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